Hola esta vez les escribe Karime, trabajadora del Centro de Rehabilitación Wasi Esperanza en Perú. Empecé a trabajar en la institución en mayo del 2014 hasta la fecha, y como saben, nuestra querida Emilie (La coordinadora) está de licencia por maternidad y por unos meses estoy haciendo alguna de sus funciones. Hoy no quiero hablarles sobre mí, sino contarles sobre Jesús. Él es un niño de 3 años de edad que vive en una comunidad llamada Yarucca. Recibe terapia todos los jueves a las 12:00 Pm por lo que su padre, quien generalmente lo trae a terapia, tiene
que salir a las 8:00 Am de su casa para luego caminar con su hijo en brazos una hora, hasta llegar a la carretera y luego esperar que un carro lo recoja.
Hay ocasiones en las se queda esperando horas al lado de la carretera, soportando el intenso frío de los vientos de las alturas sumado a fuertes rayos del sol, después viene la parte “fácil” de su recorrido que es hacer un viaje de dos horas para llegar a la ciudad donde esta nuestra institución.
Recibe terapia desde el mes de febrero de este año. Su padre vino en busca de ayuda por recomendación de un doctor que le diagnosticó hemiplejia izquierda. A pesar de ello el niño es muy activo y alegre y siempre encuentra la forma de hacer las cosas y se las ingenia para usar en todo momento solo su mano derecha. Sus padres son una pareja relativamente joven con 7 hijos. El mayor tiene 14 y el menor tiene menos de 1 año y en su casa también vive su abuela, que es ya una persona anciana. En su casa el dinero nunca es suficiente pero esto no limita el amor ni las atenciones de la pareja por sus hijos.
Los padres empezaron a notar que el desarrollo de su hijo no era “normal” o igual al de sus hijos mayores, guiados por la intuición, más que el conocimiento lo llevaron al hospital pero el médico les dijo que todo estaba bien y que cuando creciera empezaría a caminar. Pero el padre no se conformó con esa respuesta así que consultó al mismo doctor pero en una clínica privada y allí recién el doctor le explico cuál era la condición de su hijo y le recomendó ir a Wasi Esperanza, que allí lo ayudarían. Cuando Jesús llegó a los 2 años no podía caminar, gateaba de “poto” y solo se apoyaba en su mano derecha, era muy pegado a su papá, siempre que veía a una persona extraña agachaba la mirada y se escondía detrás de él, lloraba mucho, tampoco hablaba, tenía problemas de socialización con su madre, hermanos y demás niños de su pueblo, pero a pesar de todo, le gustaba ser independiente. Ahora gracias a las terapias y sobre todo al esfuerzo, interés y ompromiso de sus padres él puede caminar. Aún necesita terapia física, pero ha mejorado mucho. Ya no se esconde pero aún es tímido, ha empezado a llevarse mejor con su madre que se turna con su esposo para traerlo cada semana. Ha empezado a comunicarse con palabras. Es un gran logro del trabajo de sus padres y de la institución ya que nosotros les brindamos conocimiento pero son ellos los que ponen en práctica todos los concejos, recomendaciones y ejercicios que se les da para hacer en casa. Para sus padres nosotros fuimos la única oportunidad para que su hijo camine, interactúe con los demás, empiece a estudiar y se integre en la sociedad.