No se trata de estar todo el tiempo estresado. Y eso también cuenta para nuestros voluntarios. Stephanie, nuestra voluntaria en el centro de rehabilitación Wasi Esperanza, fue de visita con su familia a Machu Picchu, lo que ella describe como “la Maravilla más preciosa que existe”.
“A principios de septiembre vinieron mis padres y mi hermano a visitarme a Ayacucho. Después de pasar unos días juntos comiendo platos ricos y yendo de excursiones, ellos continuaron su viaje por Perú. El último tramo del viaje que hicieron fue en la zona de Cusco, donde fui a visitarles. Allí nos alojamos al principio en Pumawasi, en Calca (el valle santo). Su dueño, Eduardo, nos acogió con los brazos abiertos desde el principio. Por las noches disfrutábamos de una cena deliciosa, preparada en la barbacoa, a la luz de las estrellas. Al día siguiente continuamos el viaje a Aguas Calientes en tren. El recorrido incluía un tramo por el Valle Santo, a lo largo de un río salvaje, hasta llegar a Aguas Calientes, una ciudad muy turística.